viernes, 29 de noviembre de 2013

HÉROES EN LA OSCURIDAD

 
En toda operación hay una parte que está encima y otra debajo de a raya. Encima es lo que se hace según el reglamento. Debajo es la manera como se hace en el trabajo” (John Le Carré: “Un Espía Perfecto”).

El CNI es un servicio secreto, aunque es más servicio que secreto: En este organismo reducimos el secreto a lo imprescindible. Una sociedad libre y moderna tiene derecho a saber cómo es el CNI, pero además también existe el derecho de los 3.500 hombres que sirven a España en este centro a que se conozca lo que hacen y por qué lo hacen. Además, las leyendas que circulan sobre las personas que trabajan para el CNI, de que viven en los límites de la legalidad y no se sabe lo que hacen, no son ciertas, aunque son gente extraordinaria que hace cosas extraordinarias. (…) El CNI es un organismo que proporciona elementos de juicio distintos al Gobierno. Sin embargo, todo cuanto hacemos lo hacemos dentro de la ley, aunque tenemos una ley que nos ampara, ya que un magistrado autoriza todas y cada una de nuestras actividades. En resumen, el Centro de Inteligencia es el mejor parámetro para medir nuestro sistema de seguridad en democracia" (General Félix Sanz Roldán. Comparecencia en el ciclo “Estado, Sociedad Civil y Ciudadanía”, organizado la Real Sociedad Económica de Amigos del País, que en esta ocasión había invitado como ponente al responsable del servicio secreto español para impartir la conferencia El CNI al servicio de nuestra sociedad, 3 de Mayo de 2012).

Todo el mundo conoce –gracias al celuloide- los entresijos de la CIA, del KGB o del MI6 (con James Bond a la cabeza, siempre al servicio de Su Majestad británica), pero en España nos hemos esforzado poco por conocer a nuestros servicios secretos de no ser por el 23-F[1], el 11-M y su lucha contra Al Qaeda (y, por ende, contra ETA[2]), porque alguna actriz venida a menos les acusaba de robar ciertos vídeos sobre sus amoríos con VIP´s, las escuchas chapuceras de Manglano & Perote[3] o por la publicidad otorgada gracias a vigilar a la amiga rusa de Iñaki Urdangarín (pues temían que fuese un agente del FSB[4], el antiguo KGB)…

O, por desgracia, por la muerte en acto de servicio de alguno de sus agentes. Este artículo en el Foro tratará de explicar someramente qué es “La Casa” y, a la vez, desearía ser un homenaje a aquellos militares miembros del CNI caídos en cumplimiento del deber (como harían en “La Compañía”, vayan por ellos estas ocho estrellas:  * * * * * * * * ).



El Centro Nacional de Inteligencia rendirá homenaje esta semana a sus ocho agentes asesinados en la guerra de Iraq al cumplirse –el próximo 29 de Noviembre- el décimo aniversario del atentado más sangriento sufrido por españoles en el país árabe, atentado perpetrado por un grupo de insurgentes contra los dos vehículos en los que se desplazaban los agentes secretos españoles a la altura de la localidad de Latifiya, a 30 kilómetros de Bagdad. De los ocho agentes que viajaban, fallecieron siete y otro resulto herido leve…

Previamente, el 9 de Octubre 2003, había sido asesinado en la puerta de su propio domicilio, en el barrio bagdadí de Al Mansur, el sargento primero del Ejército del Aire, José Antonio Bernal[5], agregado del CNI en la Embajada española en Bagdad[6].

Con el fin de recordar su memoria, los máximos responsables del CNI, entre ellos su director, Félix Sanz Roldán -así como su personal y familiares de los fallecidos- iban a participar en un acto de reconocimiento en la propia sede del Centro, a las afueras de Madrid: Se tratará de un acto "sencillo y emotivo", que se desarrollará ante el monumento levantado en sus propias instalaciones y en el que se depositará una corona de flores, según informaba el propio CNI.

Los fallecidos, según las mismas fuentes, son recordados cada año por estas fechas y en su homenaje el salón de actos del Centro lleva el nombre "Héroes de Irak". Asimismo los agentes fallecidos son recordados todos los años en el Día de las Víctimas del terrorismo.

Los siete agentes fallecidos fueron los Comandantes de Caballería Alberto Martínez González, máximo responsable del CNI en Iraq, Carlos Baró Ollero (Infantería), José Merino Olivera (Infantería) y José Carlos Rodríguez Pérez (Infantería); los Brigadas de Tierra José Lucas Egea (Caballería) y Alfonso Vega Calvo (Infantería), y el Sargento Primero del Ejército del Aire Luis Ignacio Zanón Tazarona.

Los agentes, que resistieron media hora el ataque con granadas y fusiles del que fueron objeto[7], cumplían una misión de reconocimiento previa al relevo de cuatro de ellos, que iban a regresar a España. Días después del atentado, el 10 de Diciembre, el Gobierno anunció la detención de los presuntos autores de la muerte de los siete agentes fallecidos el día 29 y del asesinato del sargento adscrito a este organismo, cometido el 9 de Octubre.

Hay unas lecciones aprendidas para mejorar la seguridad”. Reconoce que “emocionalmente, el Centro lo siente como algo muy próximo”: “Fueron unos hechos dramáticos, de los que no gusta hablar, aunque sí recordar a las personas que dieron sus vidas por España” (Fernando Rueda: “Los Fallos del CNI en la Muerte de Sus Espías en Irak”. “Tiempo”, 28 de Noviembre de 2.011).

El periodista experto en información sobre inteligencia Fernando Rueda sostiene que los agentes informaron de que Irak no tenía armas de destrucción masiva, pero Aznar contó todo lo contrario. Rueda, en un reportaje publicado en la revista "Tiempo" con motivo del décimo aniversario, apuntaba que los servicios secretos de Husein buscaban vengarse de los españoles, porque se sentían engañados por ellos. En la misma línea se pronunció el experto en defensa y seguridad Fernando J. Muniesa en su novela-ensayo "La Venganza de la Mukhabarat", donde afirma que fue una "venganza" de los antiguos servicios secretos de Saddam Husein, que se consideraron traicionados por sus colegas españoles…



El CENTRO NACIONAL DE INTELIGENCIA (CNI) es el Servicio de Inteligencia de España, creado por la Ley 11/2.002 de 6 de mayo reguladora del Centro Nacional de Inteligencia, antes conocido como Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). Este servicio se configuraba, a diferencia de la regulación anterior, en una Dirección General dentro de la estructura general del Ministerio de la Presidencia, como un organismo público con autonomía funcional y personalidad jurídica propia y plena capacidad de obrar. En Diciembre de 2.011, con la reforma ministerial emprendida por Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, el CNI pasó a estar adscrito al Ministerio de la Presidencia de España[8]. Desde 2.009 su director es Félix Sanz Roldán.

Las funciones del CNI son proporcionar información, estudios y análisis al Gobierno y a su presidente que permitan prevenir y evitar peligros, amenazas o agresiones contra la independencia y la integridad de España. Se dice que sus principales zonas operativas son el Norte de África y Latinoamérica.

El primer servicio de inteligencia de España fue creado en 1.935, una experiencia que tuvo una vida muy corta y con una actividad prácticamente nula, ya que la Guerra Civil paralizó su desarrollo. Los conflictos estudiantiles de finales de la década de los sesenta motivaron la creación de la Organización Contrasubversiva Nacional, embrión del Servicio Central de Documentación (SECED), fundado en 1.972.

La propia legislación sobre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) establece que éste sucede al Centro Superior de Información de la Defensa (CESID). El CESID se creó en 1.977, en plena transformación de las estructuras del estado del régimen del general Franco a las de un estado democrático.

El CESID se organizó mediante la integración de funciones y cometidos del servicio de inteligencia que constituía la Tercera Sección del Alto Estado Mayor (SIAEM) y del Servicio Central de Documentación (SECED). La primera de ellas desarrollaba las tareas correspondientes a un servicio de contrainteligencia y, de forma muy rudimentaria, las de un servicio de inteligencia exterior; mientras que el SECED aportaba responsabilidades en materia de servicio de inteligencia interior, siendo su finalidad el mantenimiento del orden institucional y la evolución ordenada al nuevo sistema democrático. Hacia finales de los ochenta se fueron produciendo una serie de hechos que modificaron totalmente el “orden” bipolar.

La caída del muro de Berlín, el desmembramiento de la Unión Soviética, la disolución del Pacto de Varsovia, entre otros, despertaron en Occidente las conciencias de sus sociedades, que empezaron a preguntarse dónde estaba el tradicional enemigo que había justificado hasta entonces la existencia de importantes organismos de defensa. Así se inicia la época de la determinación de los nuevos riesgos y la definición de las nuevas amenazas por los organismos de seguridad, al mismo tiempo que los partidos políticos se ocupaban de exigir transparencia en la gestión y concreción de los medios empleados en la seguridad de los respectivos países.

Al iniciarse el año 1.995, tres disposiciones regulaban el CESID, pero ninguna de ellas tenía rango legal, y tampoco se había abordado el régimen de su personal. En Julio de 1.995 se aprobó el estatuto de su personal, siendo éste, por tanto, la primera disposición desarrollada reglamentariamente a partir de una norma con rango de ley formal.

En el año 2.001 el Gobierno del Partido Popular recabó el consenso con otros grupos políticos representados en el Congreso de los Diputados, en particular con el Partido Socialista Obrero Español, para elaborar las leyes que debían regular los servicios de inteligencia en España. Con ello se pretendía alcanzar el mayor acuerdo posible sobre la existencia, organización y funcionamiento de algunos de los organismos básicos destinados a proporcionar seguridad al Estado democrático, sustrayéndolos, en todo lo posible, a la acción de la alternancia política.

Al año siguiente se llegó a la actual regulación legal del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), al que se asignaba un nuevo nombre que simplifica y determina con exactitud su verdadera esencia. Fruto de los mencionados acuerdos parlamentarios fue la promulgación de dos leyes complementarias, una de las cuales, ordinaria (Ley 11/2.002, de 6 de Mayo), regula el Centro Nacional de Inteligencia, mientras que la otra, de carácter orgánico (Ley Orgánica 2/2.002, de 6 de Mayo), establece el control judicial previo al que deben someterse determinadas actuaciones del CNI. Más tarde, en Marzo de 2.004 se publicó el real decreto que regula el Centro Criptológico Nacional (CCN), al que adscribe al CNI y con el que comparte medios, procedimientos, formativa y recursos. Completa el marco legal del CNI la disposición relativa al régimen estatutario de su personal, cuyo origen se produjo en 1.995, y aunque la Ley 11/2.002 contempla el desarrollo de un nuevo estatuto para el personal del Centro, razones de eficacia y seguridad jurídica han aconsejado la modificación del que ha permanecido vigente hasta la entrada en vigor de dicha Ley, y que fue publicada mediante Real Decreto en Febrero de 2.004. En Diciembre de 2.011 el Partido Popular toma nuevamente el poder y traspasa el mando del CNI al Ministerio de la Presidencia.

LA CNI EN DATOS:


FORMACIÓN DE LOS AGENTES
Licenciados o equivalente: 25,6 %
Diplomados Universitarios / FP 3er Grado: 8,7 %
Bachiller / FP 2º Grado (o equivalente): 41,2 %
Graduado Escolar / 1er Grado FP (o equivalente): 22,3 %
Certificado de Escolaridad: 1,2 %

DISTRIBUCIÓN DE LOS AGENTES
Sede Central de Madrid: 70 %
Territorio Nacional: 20 %
Extranjero: 10 %
DE DÓNDE PROVIENEN
Fuerzas Armadas: 40 %
Personal Civil: 40 %
Policía o Guardia Civil: 20 %
DISTRIBUCIÓN POR SEXOS
Hombres: 74,25 %
Mujeres: 25,75 %

La puesta en práctica de esos objetivos, es decir su planificación operativa se realiza desarrollando esa directiva, por parte del CNI a través de un “Plan Permanente de Inteligencia”. Analizaremos muy someramente el artículo 4, en sus siete apartados, ya que esta página personal profundiza un poco más en sus distintas partes en cada uno de ellos:

ŒOBTENER, EVALUAR E INTERPRETAR INFORMACIÓN Y DIFUNDIR LA INTELIGENCIA NECESARIA PARA PROTEGER Y PROMOVER LOS INTERESES POLÍTICOS, ECONÓMICOS, INDUSTRIALES, COMERCIALES Y ESTRATÉGICOS DE ESPAÑA, PUDIENDO ACTUAR DENTRO O FUERA DEL TERRITORIO NACIONAL”. El apartado primero describe lo que es la función de un organismo de inteligencia: obtener información, una información que tras una evaluación e interpretación se transforma en inteligencia (Ver: El Ciclo de la Inteligencia), que ha de ser difundida a quien corresponda, su utilidad es la protección y promoción de los intereses nacionales, si bien este primer apartado se centra mucho en los “económicos, industriales y comerciales” (espionaje industrial, adquisición de tecnología, contraespionaje comercial e industrial, blanqueo de dinero, fuga de capitales), de gran importancia, los clásicos son los “políticos y estratégicos”, por último el ámbito territorial de actuación es fuera o dentro del territorio nacional, ya que en España, no existen dos agencias sino que se ha optado por unificar funciones en una sola (comparte algunas, no obstante con otros servicios nacionales).

PREVENIR, DETECTAR Y POSIBILITAR LA NEUTRALIZACIÓN DE AQUELLAS ACTIVIDADES DE SERVICIOS EXTRANJEROS, GRUPOS O PERSONAS QUE PONGAN EN RIESGO, AMENACEN O ATENTEN CONTRA EL ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL, LOS DERECHOS Y LIBERTADES DE LOS CIUDADANOS ESPAÑOLES, LA SOBERANÍA, INTEGRIDAD Y SEGURIDAD DEL ESTADO, LA ESTABILIDAD DE SUS INSTITUCIONES, LOS INTERESES ECONÓMICOS NACIONALES Y EL BIENESTAR DE LA POBLACIÓN”. En este apartado, se reflejan los fines superiores del centro: el “ordenamiento constitucional, los derechos y libertades de los ciudadanos españoles, la soberanía, integridad y seguridad del Estado, la estabilidad de sus instituciones”, vuelve a insistir en los intereses económicos nacionales, aquí se encuentran dos funciones básicas: “Prevenir, detectar y posibilitar la neutralización”, de servicios extranjeros, es decir contrainteligencia o contraespionaje, o de grupos o personas, es decir contraterrorismo.

ŽPROMOVER LAS RELACIONES DE COOPERACIÓN Y COLABORACIÓN CON SERVICIOS DE INTELIGENCIA DE OTROS PAÍSES O DE ORGANISMOS INTERNACIONALES, PARA EL MEJOR CUMPLIMIENTO DE SUS OBJETIVOS”.
El CNI se configura como agencia central; en este sentido es el interlocutor habitual de servicios de inteligencia y organizaciones supranacionales, así el director del CNI es en su calidad de autoridad nacional de seguridad el receptor de la información clasificada OTAN, y la procedente de la Unión Europea-UEO. La mayoría de acuerdos bilaterales relativos a intercambio de información clasificada tienen como parte al CNI.

OBTENER, EVALUAR E INTERPRETAR EL TRÁFICO DE SEÑALES DE CARÁCTER ESTRATÉGICO, PARA EL CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS DE INTELIGENCIA SEÑALADOS AL CENTRO”. Este apartado se refiere a las capacidades obtención de información de carácter técnico: Inteligencia de señales (SIGINT), inteligencia de imágenes (IMINT), etc., datos provenientes de satélites y otros programas, que normalmente son ejecutados por las Fuerzas Armadas. La interceptación de comunicaciones a ciudadanos precisa de autorización judicial con los controles establecidos en la ley orgánica 2/2002.

COORDINAR LA ACCIÓN DE LOS DIFERENTES ORGANISMOS DE LA ADMINISTRACIÓN QUE UTILICEN MEDIOS O PROCEDIMIENTOS DE CIFRA, GARANTIZAR LA SEGURIDAD DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN EN ESE ÁMBITO, INFORMAR SOBRE LA ADQUISICIÓN COORDINADA DE MATERIAL CRIPTOLÓGICO Y FORMAR AL PERSONAL, PROPIO O DE OTROS SERVICIOS DE LA ADMINISTRACIÓN, ESPECIALISTA EN ESTE CAMPO PARA ASEGURAR EL ADECUADO CUMPLIMIENTO DE LAS MISIONES DEL CENTRO”. Al CNI se le atribuye la función de encargarse de la seguridad de las comunicaciones, y ello se realiza a través del Centro Criptológico Nacional, integrado en el propio centro, regulado legalmente, su real decreto desarrolla este apartado, el CCN coordina, certifica, acredita, desarrolla e imparte formación.

VELAR POR EL CUMPLIMIENTO DE LA NORMATIVA RELATIVA A LA PROTECCIÓN DE LA INFORMACIÓN CLASIFICADA”. De ello se encarga otro organismo integrado en el CNI: La Oficina Nacional de Seguridad (ONS), que gestiona la información clasificada, otorga habilitaciones de seguridad, etc…

GARANTIZAR LA SEGURIDAD Y PROTECCIÓN DE SUS PROPIAS INSTALACIONES, INFORMACIÓN Y MEDIOS MATERIALES Y PERSONALES”. Es obvio que difícilmente un servicio puede proteger intereses nacionales e información clasificada, si no se sabe proteger a sí mismo. El único personal dentro del CNI, con carácter de autoridad, es precisamente el encargado de esta labor, importante por el carácter de reserva de sus actividades y para evitar otra fuga de información como la sucedida en 1.995.

A todas estas funciones, hay que sumar las atribuidas al propio Director del Centro. De ellas, quizás las más relevantes son las relacionadas con la idea de crear una Comunidad de Inteligencia Nacional, que desarrolló en el apartado referente a la Oficina Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia (ONIC).

El CNI lleva a cabo las funciones enumeradas a través de los organismos integrados en el centro ya mencionados, y las distintas áreas de inteligencia: inteligencia exterior, contraterrorismo, recursos, contrainteligencia y apoyo operativo.


Directores del CESID / CNI:
José María Bourgon López-Dóriga (1.977-1.979).
Gerardo Mariñas (1.979-1.981).
Emilio Alonso Manglano (1.981-1.995).
Félix Miranda (1.995-1.996).
Javier Calderón (1.996-2.001).
Jorge Dezcallar de Mazarredo (civil) (2.001-2.004).
Alberto Saiz Cortés (civil) (2.004-2.009).
Félix Sanz Roldán (2.009-Actualmente).


Poco se sabe, sin embargo, de la lucha contrainsurgente llevada por nuestro CNI en Afganistán… Pero eso, ya es otra historia.



LAS PERSONAS…

Alberto Martínez González, comandante de Caballería del Ejército de Tierra y agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), quien llevaba destinado tres años en Iraq. Martínez González nació en Pravia (Asturias) en 1.960, estaba casado y tenía un hijo, y formaba parte del CNI desde Febrero de 1.992. Era el máximo responsable de los servicios secretos españoles en Iraq.

Carlos Baró Ollero, nacido en Madrid en 1.967 y con un hijo, llevaba en Iraq desde Julio de 2.003. Era comandante de Infantería del Ejército de Tierra e ingresó en los servicios de inteligencia en Octubre de 1.998.

José Merino Olivera, que nació en Madrid en 1.954, estaba casado y tenía dos hijos de 13 y 16 años. Tenía el grado de comandante de Infantería del Ejército de Tierra y era miembro del CNI desde 1.990.

José Carlos Rodríguez Pérez, que nació en Zamora en 1.962, estaba casado y tenía un hijo. También era comandante de Infantería del Ejército de Tierra y llevaba en el CNI desde Diciembre de 1.997.

José Lucas Egea, nacido en Madrid en 1.961, estaba casado. Era brigada de Caballería del Ejército de Tierra y agente de inteligencia desde Junio de 1.990.

Alfonso Vega Calvo, que nació en Stuttgart en 1.962 y tenía dos hijos, llevaba en Iraq desde Julio. Era brigada de Infantería Ligera del Ejército de Tierra y miembro del CNI desde 1.990.

Luis Ignacio Zanón Tarazona, que estaba destinado en Iraq desde agosto, nació en Cuart de Poblet (Valencia) en 1.967, estaba casado y tenía dos hijos. Era sargento primero radiotelegrafista del Ejército del Aire e ingresó en el CNI en Agosto de 1.994.




Un agente simbolizado, clasificado como semiconsciente, que es nuestra dulce manera de decir que más o menos conoce lo que más o menos hace y que tiene alguna idea del porqué” (John Le Carré: “Un Espía Perfecto”).


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LO QUE SUCEDIÓ:

Cuatro de ellos están realizando un viaje de reconocimiento previo a su incorporación definitiva a la zona, prevista para Enero de 2.004, y los otros cuatro hacen las veces de cicerone, antes de volver a casa. "Los que han dicho que es absurdo que viajaran los ocho juntos, ponen de manifiesto su ignorancia -aseguraba un agente en activo del Centro Nacional de Inteligencia-. Juntos aumentaban la capacidad de observación y la capacidad de protección recíproca y, lo que es más importante, de reacción inmediata de tres de los cuatro ocupantes por cada vehículo. Y es que, además, estaban trabajando en el máximo nivel de alerta, porque durante todo el mes del Ramadán el acoso a todo lo que oliera a coalición había sido muy duro, especialmente contra los norteamericanos. Por eso, cada paso que se daba había sido evaluado, planificado y ejecutado en coordinación y permanente contacto con el responsable de la operación en Madrid". Una nota oficial del Ministerio de Defensa y del propio CNI, publicada en sus respectivas páginas web, confirmaba el 11 de Diciembre estos extremos.

La preparación que han realizado todos y cada uno de ellos, antes de llegar hasta la zona de operaciones, al margen de sus currículo, es espectacular. Son soldados profesionales, que ingresaron en el Centro Nacional de Inteligencia, por sus especiales características, y que han realizado un ciclo específico de enseñanza que incluye materias como normas generales de funcionamiento de los equipos; antecedentes del conflicto, aspectos generales de seguridad; autoprotección operativa; conducción evasiva; tiro, formación en fotografía e imagen, sistemas de orientación e información geográfica, perfeccionamiento del inglés y del árabe; artefactos explosivos, comunicaciones, seguridad de sistemas de información y aspectos sanitarios y económicos. Una específica e intensa preparación para la misión que están realizando.

El aspecto que ofrecen las ocho personas que acaban de comer en Bagdad no es en absoluto llamativo. Ni por su indumentaria, ni por su aspecto... La tarde cae sobre Bagdad, desde donde los dos todoterreno se introducen en la denominada ruta Jackson, una carretera que enlaza la capital iraquí con Diwaniya y Nayaf. Es una carretera con peores prestaciones que la autopista, atraviesa bastante poblaciones y aldeas, pero es la única viable en ese momento porque la otra está ya cortada.

Alberto, Carlos, José, José Carlos, Pepe, Alfonso, Luis Ignacio y José Manuel se reparten entre un Nissan Patrol blanco y un Chevrolet Tahoe azul. Llevan los depósitos de combustible al máximo, para evitar paradas innecesarias por arriesgadas, las armas de dotación a mano, aunque no sean visibles, y los chalecos antifragmentación muy cerca. "Llevar los chalecos puestos, debajo de la ropa, y más en este tipo de desplazamientos, es incómodo y peligroso, porque pueden terminar siendo vistos por alguien, lo que, precisamente, les daría una pista a los enemigos", apuntaba un experto en este tipo de misiones. No obstante, alguno de ellos lo llevaba.

Los dos equipos del CNI mantienen periódicamente una comunicación, de coche a coche, a través de sus teléfonos satélite Thuraya, para cerciorarse de que todo está en orden. Alberto, José, Pepe y Luis Ignacio van en el primero de los vehículos. Alfonso, Carlos, José Carlos y José Manuel en el segundo.

- Latifiya. 15:22, hora local (13:22 en España): Hace poco más de diez minutos que han dejado atrás Mahmudiya, muy cerca de donde está instalado el puesto de mando de la III Brigada del 505º Regimiento de la 82ª División Aerotransportada de Estados Unidos. Siempre que se cruza una población hay que reducir considerablemente la velocidad, pero en ese momento ya transitan por una larga recta que conduce hacia el sur, cruzando Latifiya. Llevan la velocidad de crucero: 120 kilómetros por hora. La carretera tiene un buen firme, es muy ancha y no hay demasiado tráfico. Hace 15 minutos que han hablado por última vez entre ellos. Sin novedades. Todo está, aparentemente, tranquilo. Un Cadillac blanco, al parecer con cinco ocupantes, se coloca detrás del segundo todoterreno. Y, de improvisto, comienza a disparar. Son disparos de AK-47. El segundo vehículo del convoy acelera y adelanta al coche de sus compañeros para avisarlos. Intenta situarse en posición de tiro lateral pero no lo consigue. Todo se desarrolla muy deprisa. A pesar de la intensa preparación para situaciones de emergencia, la realidad es infinitamente más cruda, más imprevisible y más cruel.

- Latifiya. 15:23, hora local (13:23 en España): No lo saben, pero han superado con éxito un punto donde dos trampas explosivas, accionadas por control remoto, esperaban el paso del convoy. La preparación y ejecución del atentado da una idea del grado de elaboración del diseño y del perfil de quienes lo cometen. "Es una operación militar en toda regla", comentaría alguien que días después conoce con detalle cómo se desarrollaron los hechos.

El sedán blanco que persigue al convoy sigue tras la estela del segundo coche de los españoles, rebasando por la izquierda al que, hasta ese momento, era el que marchaba en cabeza. Lo conduce Alberto, que es alcanzado mortalmente por una de las ráfagas de Kalashnikov. Los terroristas hieren en la cabeza, mortalmente, a otro de sus ocupantes y revientan las ruedas del flanco izquierdo del todoterreno, que se detiene en el arcén de la calzada. El Cadillac sigue su marcha. Se coloca a la altura del segundo vehículo sin dejar de disparar y los terroristas alcanzan, mortalmente también, a Alfonso, que es quien lo conduce. El vehículo, sin control posible, se sale de la calzada por el arcén derecho y, tras bajar bruscamente un pequeño desnivel, queda atrapado en una zona enfangada.

- Latifiya. 15:25, hora local (13:25 en España): Apenas han transcurrido tres minutos desde que comenzó el atentado y las sombras del atardecer embargan el ánimo de los seis agentes de inteligencia españoles vivos, sumidos en la peor de las pesadillas. Dos muertos y dos heridos muy graves. Uno con un disparo en la cabeza y otro en el estómago. Ellos son la prioridad. El coche de los agresores se cruza en la carretera mientras sus ocupantes siguen disparando sin cesar. ¿Qué hacer? ¿Qué está pasando? ¿Cómo se sale de una situación como ésta? Es inevitable buscar una luz en el fondo de los conocimientos. Desde el primer vehículo, los ocupantes ilesos retiran a Alberto a la parte de atrás, donde se encuentra muy mal herido José Carlos. Conduciendo sobre las ruedas pinchadas, José lo acerca hasta las proximidades del otro coche devolviendo el fuego y los agresores parece que huyen. El Cadillac blanco se va.

- Latifiya. 15:27, hora local (13:27 en España): Se produce una pequeña tregua. Si no hubiera heridos en condiciones tan graves, seguramente los cuatro que siguen ilesos no habrían tenido grandes problemas para escapar con vida de aquella ratonera, pero deciden luchar por ellos hasta donde sea posible. Luis Ignacio baja del primer coche y se acerca rápidamente al que está en el fango. José se queda dentro, mientras sigue con la vista el Cadillac, que se aparta de la carretera, Carlos busca en su Thuraya el teléfono del coordinador del grupo en Madrid. La comunicación es angustiosa. Para quien la hace y, más si cabe, para quien la recibe. "¡M..., nos han atacado! Tenemos, por lo menos, dos muertos. Avisa a la Brigada. Que manden helicópteros". La comunicación se interrumpe porque vuelven los disparos. A la derecha de la carretera que atraviesa Latifiya, detrás del coche atrapado en el fango, hay dos edificios bajos desde donde se ha reanudado el ataque. Disparan con todo. Fusiles, fusiles ametralladores y granadas. Los cuatro ilesos se defienden como pueden con sus armas reglamentarias. La capacidad de reacción es, desgraciadamente, limitada, aunque excepcional, teniendo en cuenta la situación y el número de agresores que supera ampliamente los cinco iniciales. Sigue siendo prioritario mantenerse a salvo y a los dos heridos, cada uno en un vehículo distinto.

- 44º21'27" E, 32º58'07" N. 15:32, hora local (13:32 en España:. Carlos vuelve a marcar en el Thuraya el teléfono de Madrid. El tiroteo que reciben es muy intenso. La impotencia de quien recibe la llamada, con el impacto de las detonaciones al final de cada palabra, se revela en su gesto crispado. "M... ¡Hay cuatro muertos... o tres! Te doy nuestras coordenadas...". Se han oído nítidamente cuatro, cinco detonaciones, y bruscamente se ha cortado la comunicación sin que Carlos haya podido dar las coordenadas, leídas, entre tanta tensión, en el GPS. A tantos miles de kilómetros de distancia, la desesperación da paso a la desolación. No hay manera de ayudarlos. Sin saber dónde están exactamente, es prácticamente imposible hacer llegar a tiempo los helicópteros, salvo que se barra kilómetro a kilómetro la carretera. No queda otra opción. Los helicópteros de Base España se aprestan a partir.

- Latifiya. 15:42, hora local, aproximadamente: Alberto, Alfonso y José Carlos han muerto. Hay dos grupos de terroristas disparando desde las casas. Luis Ignacio y José Manuel suben el pequeño talud desde el segundo vehículo hasta el que está más cerca de la carretera, donde se encuentra José. Valoran la situación para buscar un sitio más seguro. El fuego arrecia. Carlos se ha parapetado en el suelo, cerca del segundo coche donde sigue malherido José Carlos, y está cubriendo a sus compañeros con el fuego de su pistola-ametralladora. Mide cada disparo. No sabe cuánto puede durar todavía la pesadilla. Deciden que José Manuel cruce la carretera en busca de ayuda.

El intenso tiroteo ha colapsado el tráfico. Los vehículos que circulaban por la carretera se han detenido. El fanático atentado se ha convertido en un espectáculo para quienes transitan la carretera. José Manuel cruza al otro lado y se acerca a unos matorrales, muy cerca de los primeros coches que se han detenido. Está solo. Escucha a su espalda las detonaciones. Su objetivo es conseguir como sea un coche con el que puedan salir del infierno los que queden con vida. Se da cuenta de que su pistola-ametralladora se ha encasquillado. Algunos de los que estaban observando el espectáculo se acercan a él. Lo rodean. Uno le arranca la medalla que lleva. Es una imagen de la Virgen. Es gente que acaba de salir del oficio religioso que se ha celebrado en una mezquita próxima. Recibe muchos golpes, mientras otras manos intentan atarlo y meterlo en el maletero de uno de los coches aparcado al borde de la carretera. Se da cuenta de que le quitan el arma, afortunadamente encasquillada, y observa cómo le apunta ahora desde la mirada intensa de un rostro anónimo. Está a punto de rendirse, de dejarse llevar. No oye nada más que los gritos de la gente que se ha arremolinado a su alrededor. Ya no hay disparos. O por lo menos nos los oye. Y, de repente, de entre toda la muchedumbre, ve a un hombre que se acerca y que aproxima la cara a la suya... No hubo ni una sola palabra que acompañara el gesto. Sólo un beso. En la mejilla. Un gesto de protección, procedente de un hombre delgado, bien vestido, elegante... Cuando José Manuel está a punto de rendirse ante aquella turba, comprueba asombrado cómo un hombre distinguido le besa en la cara y todos los que están a su alrededor se calman. No es un religioso de la mezquita próxima. No es un imam, aunque va muy bien vestido. Es un notable que, con ese gesto, transmite a los presentes la amistad hacia José Manuel. El beso entre los árabes es un gesto muy apreciado que indica compañerismo, afinidad. Inmediatamente después, como por encantamiento, las manos agresivas hasta entonces, se tornan complacientes. José Manuel está protegido y quienes le agredían, ahora le empujan con respeto hacia los coches aparcados. Y en ese momento de perplejidad, propia y ajena, se introduce, lo introducen en un taxi, que intenta salir de allí en dirección a Bagdad. Hay un tremendo lío de tráfico. En el interior del taxi, mientras intenta despejar la cabeza y asimilar lo que ha ocurrido, José Manuel ve tres coches patrulla de la policía iraquí a los que pide auxilio y que le trasladan al puesto de policía de Latifiya. El día ha perdido prácticamente su luminosidad. Al cruzar por el lugar del atentado, ve los dos coches españoles ardiendo y dos de los cuerpos de sus compañeros tendidos en la carretera. Es el único superviviente. No lo sabe, pero se lo teme. Cuando mira el reloj, comprueba que, desde que comenzó el ataque, apenas han pasado treinta minutos.


[1] Javier Calderón -director del CESID- y José Luis Cortina -ex jefe de la Agrupación Operativa- movieron los hilos del golpe desde la sombra, poniendo en marcha una serie de operaciones con el fin de que el Teniente Coronel Tejero pudiera llegar al congreso sin problemas el 23-F.
[2] Desde que el CNI nunca sostuvo la autoría etarra del 11-M hasta que actualmente confirma que la banda terrorista aprovecha la tregua para seguir reorganizándose en Francia…
[3] Se acusó al Teniente General Manglano y al ex jefe de operaciones del centro de inteligencia –el Coronel Juan Alberto Perote- de la interceptación ilegal de conversaciones del Rey, políticos, periodistas y empresarios entre 1.983 y 1.991. Posteriormente, el 31 de Marzo de 1.998, varios militantes de la hoy ilegalizada Herri Batasuna denunciaron que al cambiar la centralita de la sede los técnicos de Telefónica detectaron una derivación en los cables que iba hacia el piso superior del inmueble. Al registrarse dicho piso por orden judicial aparecieron aparatos de audio, video y filmación, cintas vírgenes, etcétera, así como los cables de conexión a las líneas telefónicas, de ordenadores y fax de la sede de HB…

[4] El Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (en ruso: Федеральная служба безопасности Российской Федерации; -Federálnaya sluzhba bezopásnosti Rossiskoi Federatsii-) o el FSB (del acrónimo ruso ФСБ) es el principal servicio de seguridad nacional de Rusia, uno de los órganos federales que se encuentra bajo la jurisdicción inmediata del Presidente de Rusia. Entre las funciones del FSB se encuentran la contrainteligencia y espionaje, seguridad interna y de fronteras, medidas antiterroristas y vigilancia.
[5] Un clérigo chií llamó a la puerta y el agente le abrió sin llevar encima su pistola, lo que denotaba que le conocía sobradamente. Cuando escuchó lo que tenía que decirle, se dio cuenta de que iban a matarle e intentó huir, se tropezó y los tres hombres que acompañaban al clérigo le mataron de un tiro en la nuca. Estaba claro que habían ido a por él y que sabían cómo y cuándo matarle. Si lo hubieran intentado el día anterior se habrían encontrado con Luis Ignacio Zanón, que se había quedado a dormir en casa de su amigo para al día siguiente coger el avión de regreso a España, donde pasaría unos días de descanso.
[6] Agentes del CNI idearon una trampa para cazar a los asesinos del sargento Bernal: La operación fue ejecutada el 3 de Diciembre y culminó con la detención de los sicarios que 55 días antes habían tiroteado al sargento José Antonio Bernal. Se desarrolló en sigilo, sin ruido y con una perfección maquiavélica. Al repasar los detalles, da la impresión de que los agentes españoles que la idearon quisieron rendir un último homenaje al compañero muerto: Un día antes de que arribase a Bagdad un equipo de expertos enviado desde Madrid, la policía local detuvo a dos sospechosos y dio por cerrado el caso. Los agentes del Centro Nacional de Inteligencia, sin embargo, forzaron a los iraquíes a seguir adelante y se terminó identificando a los principales implicados. Había que sacarlos de la madriguera y les tendieron la primera trampa: A través de un confidente, se hizo llegar a los sospechosos una suculenta oferta de trabajo: Tenían que matar a un personaje en el barrio de Mansur y se les pagaría generosamente. Los criminales dudaron, pero al final se echaron atrás, porque el escenario del crimen era el mismo donde habían acribillado al agregado de Seguridad de la embajada española y temían que estuviera muy vigilado. Los españoles y los policías iraquíes implicados en el caso dejaron correr los días y volvieron a lanzar el cebo: Se les ofreció un secuestro millonario. Recibirían algo por adelantado, pero lo que despertó su codicia fue la posibilidad de cobrar la friolera de 750 millones de dinares como rescate. Con la mente puesta en esos 400.000 euros, los cinco criminales, incluido el que se presentó vestido de clérigo en la puerta de Bernal el 9 de Octubre y los pistoleros que dispararon sobre el español cuanto intentó escapar a la carrera, se encaramaron en un coche y se dirigieron al objetivo. No hubo necesidad de montar una detención de película. En uno de los controles militares salpicados por los cruces de Bagdad, los esposaron y se los llevaron presos: Las huellas dactilares recogidas en el escenario del crimen coincidían con las de los detenidos. Ninguno de ellos era clérigo.

Donde aún quedaba un largo camino por recorrer es en Latifiya, aunque los norteamericanos parecían haber desarbolado buena parte de la estructura montada por los sadamistas en esa comarca del sur de Bagdad. El teniente coronel Pete Johnson, que mandaba los 600 soldados que protagonizaron la espectacular redada contra los asesinos de los siete agentes españoles, explicaba que la operación estuvo precedida de una meticulosa labor de inteligencia: “Teníamos una lista con los nombres de los sospechosos y no se actuó de forma aleatoria –subrayaba-. Estoy seguro de que entre los que hemos capturado en Latifiya están varios de los terroristas que participaron activamente en el asesinato de los siete soldados españoles”. Johnson añadía que creía tener entre rejas a una docena de los desalmados que el 29 de Noviembre emboscaron los vehículos de los ocho agentes del CNI.: “Hemos atrapado al jefe de la célula, un tal Abú Abdulá, a su lugarteniente (As Salah) y al responsable financiero del grupo terrorista y vamos a seguir tirando del hilo”, explicaba, antes de revelar que la redada se llamó “Panther Squeeze” (“Zarpazo de Pantera”)… Habían sido dos operaciones anunciadas casi simultáneamente en Madrid, pero que se desarrollaron en días distintos, contra objetivos diversos y de formas muy diferentes. Una, “Zarpazo de Pantera”, exigió la movilización de las cuatro compañías, y contó con apoyo aéreo de varios aviones F-16 (que se limitaron a dar cobertura aérea), la entrada en acción de varios helicópteros Kiowa y se realizó en plena noche y tras bloquear todas las salidas del pueblo. Los vecinos de Latifiya coincidían en que la redada comenzó de improviso un poco después de la medianoche. Decenas de Humvee bloquearon todos los accesos a la aldea mientras les sobrevolaban helicópteros que iluminaban con focos las casas marcadas en la lista (haciendo imposible la fuga de sospechosos) y los americanos, equipados con visores nocturnos, comenzaron a reventar puertas y a llevarse gente: Los soldados, aproximadamente una docena en cada casa, concentraban a las mujeres y niños en una habitación y sacaban a todos los varones adultos al exterior. Los intérpretes y los policías iraquíes permanecían en los vehículos para evitar ser identificados y la posibilidad de posteriores represalias. Los americanos buscaban gente concreta y pusieron especial interés en localizar a sujetos que llevaran como nombre de pila Arkan o Taja. Cada uno de los 41 detenidos de la noche fue maniatado con cintas de plástico y con los brazos a la espalda, y cubierto de inmediato con una capucha negra.… El militar estadounidense eludía los datos operativos (“era imprescindible hacerlo muy rápido y de forma simultánea -aclaraba el teniente coronel Johnson-. La prueba de que no hubo fallos es que no se disparó ni un tiro y que sólo uno de los buscados, el tal Abú Abdulá, tuvo tiempo de intentar huir”.), comentando que no se habían localizado demasiadas armas porque la célula de Abdulá contaba con un escondite que “no tardaremos en localizar”.
[7] El 29 de Noviembre los cuatro agentes destinados en Iraq y los cuatro que iban a sustituirles estaban en el sureste de Bagdad, en una localidad llamada Latifiya. Se desplazaban en dos vehículos todo-terreno que fueron ametrallados desde un Cadillac blanco. Las primeras ráfagas mataron a dos de ellos e hirieron a otros dos. Sin duda, aseguran los especialistas, con coches blindados eso no habría ocurrido (pero los vehículos no estaban blindados porque el propio CNI tenía sus dudas: "Siempre nos decían que en Bagdad un blindado puede terminar siendo útil, pero para transitar por las carreteras iraquíes, donde ellos trabajaban, los kilos del blindaje sólo contribuyen a llamar la atención, destrozar los amortiguadores y a machacar los motores. Y pese a todo, decidimos imponérselos"). Uno de los coches terminó atrapado en una zona enfangada, lo que impidió que los agentes vivos pudieran aprovechar los minutos en los que habían desaparecido los cinco ocupantes del vehículo agresor para largarse de la escena de la trampa. Nadie quería dejar a sus compañeros heridos en aquella ratonera. Así que con Alberto Martínez muerto, Carlos Baró tomó el mando y decidió telefonear a Madrid al responsable de la misión en Irak. No obstante, según otras informaciones, no es al centro de comunicaciones del CNI donde llega esa llamada, sino al móvil personal del coronel responsable, que en esos momentos está de compras en el sótano de unos grandes almacenes. Escuchó la voz de Baró: “Nos han atacado, tenemos por los menos dos muertos. Avisa a la Brigada. Que manden helicópteros”. La llamada se cortó porque no había cobertura en los grandes almacenes. Se repitió al rato y Baró intentó darle al coronel las coordenadas de donde estaban, pero la comunicación se interrumpió sin poder hacerlo. Algunos ex agentes se preguntan cómo es posible, con los adelantos que había en el mercado, que los coches no llevaran un sistema de localización. Pues no lo llevaban.

Minutos después del primer asalto, los atacantes, de los antiguos servicios secretos de Sadam Husein, se colocaron en diversos edificios estratégicos en los que podían disparar sin problemas a los españoles. Tenían todo tipo de armas pesadas y de repetición, mientras que los españoles solo contaban con sus pistolas, algo también imposible de justificar, pues con otro tipo de armamento quizás habrían podido ganar tiempo para transmitir su posición. Los agentes fueron cayendo uno tras otro. En veinte minutos quedaban con vida tres agentes, uno de ellos con una herida en el estómago. En los últimos minutos de ataque se sabe que Luis Ignacio Zanón abrazaba al herido animándole a presionar fuerte en el hueco de la bala para tratar de parar la hemorragia, mientras que con la otra mano disparaba las balas que le quedaban en la pistola hasta agotarlas. Podía haber dejado al herido allí e intentar salvarse, pero nunca se le pasó por la cabeza esa idea. En España, donde había estado un mes antes, sus padres le habían pedido insistentemente que no regresara a Irak. Tenía una hernia discal que le molestaba mucho y que le obligaba a inyectarse continuamente para no andar doblado. Además, iba a nacer su segundo hijo, con la mujer que tan feliz le había hecho en los últimos años. Pero nada pudo apartarle de su deber: “Tengo que volver”. Luis Ignacio murió allí abrazando a su compañero y acompañándole hasta el último segundo. El otro agente que quedaba vivo optó por salir corriendo. José Manuel Sánchez Riera, que no llegó a disparar ni una sola vez su pistola porque dijo que se le había encasquillado, según la versión oficial “se decidió que cruzara la carretera en busca de ayuda”. Pero la versión en medios no oficiales del CNI apunta con toda claridad a que optó por buscarse una solución personal. Al regresar a España tuvo que informar de todo lo que había ocurrido, con problemas psicológicos graves. Finalmente, sus mandos destinaron a un puesto en Estados Unidos…
[8] Una de las novedades que tuvo mejor acogida cuando 22 de Diciembre Mariano Rajoy dio a conocer el organigrama de su Gobierno fue delegar en la vicepresidenta y ministra de Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría, el control del CNI: El organismo pasaba de esta manera de estar adscrito en el Ministerio de Defensa al de Presidencia. Un cambio necesario, que siempre ha sido bien visto desde la cúpula militar, y que hoy tiene más sentido que nunca por el papel fundamental que debe jugar la inteligencia en un entorno de falta de recursos para dotar en condiciones óptimas el resto de instrumentos de seguridad y defensa. Cuanto menos gasta un país en su defensa, más debe hacerlo en sus servicios de inteligencia. El Gobierno ha estado ocupado en los problemas derivados del déficit y del paro, más urgentes y prioritarios en la agenda de Rajoy, y también confluía una circunstancia que ha obligado a Sáenz de Santamaría a llevar sus nuevas atribuciones con la máxima discreción: SM el Rey veía con muy buenos ojos la permanencia de Sanz Roldán al frente de los Servicios Secretos…
En cualquier caso, el Partido Popular no renunciaba al relevo al frente del CNI ni a una reforma a fondo de sus estructuras. En primer lugar, porque no ha habido en España otro organismo –desde su constitución en 1.977– que haya estado ligado a más escándalos. Desde su papel en el 23-F o el atentado del 11-M, hasta el oscurantismo impuesto por Bono y Saiz, que volvió a poner al CNI bajo sospecha de corrupción, o el regreso de un militar, que pasó directamente del máximo mando en el Ejército a la dirección de los servicios de Inteligencia. Un cambio políticamente muy relevante. Durante todo este tiempo, el CNI no se ha distinguido precisamente por su claridad (y tampoco por su eficacia). De ahí la necesidad de afrontar una reforma. En primer lugar, para acabar con el monopolio informativo del CNI: El hecho de que la seguridad sea global, no quitaba para que España debiese dotarse de un servicio de inteligencia destinado al exterior y otro diferente al interior. Además, claro está, de una Inteligencia militar específica para Defensa, y de unos servicios de información policiales que en la lucha contra ETA se han mostrado más que suficientes, como ha mostrado con creces la Guardia Civil.
Y en segundo lugar, que el CNI dependiera de Presidencia y no de Defensa, y que al frente estuviese una persona que conozca la agenda internacional y que despachase directamente con el presidente del Gobierno. Dos aspectos importantes para una España que se la iba a jugar en el exterior en los próximos años, y en la que los Servicios de Inteligencia podrían ser claves para llevar a buen puerto los retos del nuevo Gobierno o convertirse en un foco de problemas. Y ni España ni Rajoy estaban para tener en el CNI problemas, sino soluciones... Y eso pasaba por una reforma urgente.

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