jueves, 19 de septiembre de 2013

EL 43 GRUPO: Los Bomberos del Aire





Cada verano un escuadrón del Ejército del Aire cobra especial relevancia debido a su misión; estamos hablando del 43 GRUPO DE FUERZAS AÉREAS, una unidad contraincendios que combate el fuego con sus hidroaviones allí donde se les necesite. Algunos lo ignoran, pero sí, los familiares hidroaviones de color amarillo que sobrevuelan los incendios y repostan en lagos y mares son parte del Ejército del Aire...






Dependencia:
Unidad Militar de Emergencias.
Dependencia orgánica:
Mando Aéreo General.
Lema:
¡APAGA Y VÁMONOS!
Localización:
Base Aérea de Torrejón de Ardoz (MADRID).
Personal:
El 43 Grupo lo componen 166 militares, con una flota de 17 aviones[1] (por cada uno hay dos tripulaciones completas -piloto, copiloto y mecánico- además de dos mecánicos de tierra y dos militares más de apoyo).
Aeronaves:
Œ Canadair CL-215T (UD-13T denominación en el Ejército del Aire).
Misión: Extinción de incendios forestales.
Entrada en servicio en España: 1.991.
País de origen: Canadá.
Fabricante: Canadair.

 Canadair CL-415 (UD-14 denominación en el Ejército del Aire).
Misión: Extinción de incendios forestales.
Primer vuelo: 1.993.
Entrada en servicio en España: 2.006.
País de origen: Canadá
Fabricante: Bombardier



La misión principal del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas, según el vigente Acuerdo de Colaboración entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, es colaborar con la Dirección General para la Biodiversidad en la extinción de incendios forestales y la secundaria participar en el apoyo de las misiones del Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR). Actualmente tiene dependencia operativa de la Unidad Militar de Emergencias.

Para atender a estos cometidos, el Ministerio de Medio Ambiente ha puesto a disposición del Ministerio de Defensa 14 aviones Canadair CL-215T (UD-13 denominación en el Ejército del Aire) y 3 Bombardier CL-415 del propio Ministerio de Defensa (UD-14 denominación en el E.A.), que son operados y mantenidos por el Ejército del Aire.

Œ EXTINCIÓN DE INCENDIOS
El 43 Grupo mantiene un servicio de alarma, con tripulaciones y aviones para actuar en caso de incendio forestal, durante los 365 días del año. Entre el 1 de Octubre y el 15 de Junio se mantienen dos aviones con sus tripulaciones en situación de despegue inmediato en la Base Aérea de Torrejón. Sin embargo, es en la denominada Campaña de Verano (entre el 15 Junio y el 30 de Septiembre) cuando la Unidad realiza su mayor esfuerzo, manteniendo un mínimo del 70% de los aviones disponibles, con sus tripulaciones, listo para actuar en cualquiera de las áreas de riesgo de la Península e Islas Baleares. Durante este período la Unidad despliega en 5 destacamentos (Santiago de Compostela, Zaragoza, Albacete, Málaga y Palma de Mallorca[2]), además de mantener el servicio de alarma en la Base Aérea de Torrejón. Durante el invierno el acuerdo contempla la posibilidad de establecer destacamentos en aquellas zonas que se determinaran de riesgo.

Las operaciones de los Canadair están limitadas por la luz. Operan desde las ocho y media, o incluso más temprano si es necesario y hay visibilidad. Tienen un tope de nueve horas de vuelo por tripulación, y dos equipos por avión.

Una vez movilizados los aviones de la unidad son dirigidos a donde se les necesite; su ayuda, junto a la de otros medios aéreos, incluyendo helicópteros, permite atacar el fuego allí donde las dotaciones de tierra tienen difícil acceso. Los pilotos parten con detalles de puntos para carga de agua; embalses, costas, lagos e incluso ríos (revisan el nivel de los embalses y lo actualizan sobre el mapa, buscando siempre los más cercanos al fuego, pero siempre en condiciones de seguridad). Esta maniobra no está exenta de peligros, dado que no hay controlador aéreo en la zona de carga; el piloto no dispone de datos precisos de vientos, meteorología, turbulencias, etc… en la zona de la masa de agua. Además, siempre está el riesgo de obstáculos, no sólo naturales, sino también del hombre; en alguna ocasión los hidroaviones han cortado cables de tendido eléctrico próximos a las masas de agua durante las operaciones de carga. De la misma manera, también se ha de prestar atención a la masa de agua, y constatar la ausencia de obstáculos como pueden ser boyas o embarcaciones. En el agua carga, en doce segundos, a una velocidad de 60 nudos. Aunque descarga por las compuertas, para cargar utiliza unas sondas "por las que evidentemente no cabe un submarinista". Una vez realizada la carga de agua y mezclada con el espumante o retardante, si se considera necesario, la tripulación de los hidroaviones ha de afrontar como atacar el fuego, enfrentándose a unas condiciones nada fáciles, el humo dificulta la visión, lo que es un riesgo que, evidentemente, se magnifica en terrenos escarpados. Montañas y valles pueden influir negativamente, obligando a los aviones a volar a alturas desde las que las descargas no pueden ser todo lo efectivas que se desearía. En Galicia la orografía es “ligeramente complicada” aunque no mucho más que la de otras de las regiones en las que trabajan los pilotos de los apagafuegos. Aun así, hay puntos concretos en los que les toca hacer malabarismos. Como el embalse de Velle, junto a Ourense, encajonado y con un lateral cubierto de cables, o el de Os Peares. “Es una fosa, un cañón enorme” que, dependiendo de lo bajo que esté el nivel del agua puede llegar a hacer muy complicado remontar el vuelo tras llenar los tanques.
 

La carga en el mar es otra de las posibilidades, aunque limitada por el oleaje. “Si hay mar de fondo, los botes que da el hidroavión son muy violentos”, aseguraban. En la playa también se enfrentan en ocasiones a la curiosidad inconsciente de bañistas que se aproximan a las zonas de carga o conductores de motos de agua “que te hacen carreras sin darse cuenta del peligro que supone”. Siempre que las condiciones lo permitan, la prioridad es quedarse lo más cerca posible del fuego, en este caso, el enemigo.

Pero el fuego calienta el aire, provocando imprevistas corrientes de aire y turbulencias que el avión debe sortear. Tampoco se puede olvidar la coordinación, pues es posible la presencia de otras unidades aéreas sobre el terreno, aviones y helicópteros, que deben dejar paso a la pasada de los hidroaviones en su descarga. Las descargas son realizadas a alturas de entre 20 y 50 mt, incluso menos si el terreno lo permite y se puede realizar en dos lanzamientos o en uno solo. Un botón o una palanca -en caso de que el primero falle- permite descargar los tanques, con agua y espuma, sobre el fuego. La reacción del avión es acusada, ya que de golpe pierde más del 20 % de su peso máximo. A la carga de agua se suele añadir un aditivo químico, un retardante ignifugo. Hay diversos tipos de retardantes que consiguen varias ventajas de cara a enfrentar el fuego; sofocan el fuego, reducen la altura de las llamas y las zonas impregnadas por el retardante, resisten mejor el fuego, tardando en prender y ardiendo con menos intensidad una vez se provoca la llama. También ayudan a evitar la evaporación del agua al ser lanzada sobre el fuego. A la hora de enfrentar un incendio, se ha de tener en cuenta varios procedimientos. Se ha de focalizar el objetivo que provocan el “triángulo de fuego”, esto es, los tres elementos que provocan el fuego. Así pues, se puede eliminar el calor, lanzando agua sobre el fuego o sobre el terreno próximo que no ha ardido o sofocar el fuego directamente, que suele ser más difícil. La tercera opción queda al margen del Grupo, pues se trata de creación de cortafuegos, eliminando el combustible que permitiría la propagación del incendio. Las aeronaves pueden lanzar ataques directos sobre el incendio ayudando a sofocar la intensidad de las llamas incluso apagando focos pequeños o indirectos, ayudando a retardar su propagación. Estas operaciones siempre se hacen conjuntamente con dotaciones de tierra; tanto para mojar el terreno e impedir el rebrote del fuego, como por imposibilidad de apagar un gran incendio única y exclusivamente mediantes medios aéreos.

El tiempo de misión del 43 Grupo normalmente ronda las cuatro horas y media, en las que, dependiendo del modelo de hidroavión y distancias, pueden hacer entre 25 y 50 descargas como media. Según Bombardier, un CL-415 que cuente con una fuente de agua a una distancia entre 6 a 15 km del fuego; puede realizar hasta 12 descargas en una hora, lanzando unos 125.000 litros de agua sobre el incendio.

Después de cada misión, así como a primera hora de la mañana, el mecánico revisa palmo por palmo la aeronave para comprobar que no hay ningún desperfecto que pueda comprometer la seguridad del próximo vuelo.

La misión de extinción es, sin duda, uno de los vuelos que más riesgos entraña. El vuelo a muy baja altitud, el humo que disminuye la visibilidad, el viento que provoca turbulencias y aviva el fuego, la gran concentración de medios aéreos sobre la misma zona, la orografía de la zona de incendio que suele ser escarpada: Estos son sin duda factores de riesgo que el 43 Grupo asume y afronta con seguridad a través de un continuado plan de adiestramiento. Conociendo lo arriesgado de la misión es fácilmente comprensible el gran número de horas de experiencia que se requiere antes de actuar como Comandante de Aeronave en misiones de extinción” (Capitán Ricardo Gil).

Cuando el personal, tras la campaña estival, se retira a sus cuarteles de invierno de Torrejón de Ardoz, sustituyen los vuelos por una tarea más “rutinaria”: Trabajo de oficina, mantenimiento y entrenamiento en el simulador de vuelo -únicamente existen dos en el mundo de este tipo, uno en Canadá y otro en Madrid- que, según los pilotos, agota más que el fuego real. Allí se entrenan respondiendo a emergencias que pueden darse en una misión, como tener que remontar el avión cargado con seis mil kilos de agua con solo un motor y saliendo de un embalse en el cañón de un río, esquivando cableados... Suena a videojuego, pero forma parte de su trabajo: “Lo hace complicado y a la vez interesante -señalaba el comandante Carlos Elvira, en contraste con los pilotos de líneas comerciales, que tienen en el despegue y el aterrizaje los momentos de mayor tensión en su trabajo-. Nosotros en una misión de cuatro horas podemos hacer hasta cuarenta descargas[3].

 APOYO AL SERVICIO DE BUSQUEDA Y SALVAMENTO.
La misión secundaria de la Unidad es de apoyo al Servicio de Búsqueda y Salvamento, y se realizan operaciones en coordinación con otras unidades SAR del Ejército del Aire, principalmente con el 802 (Madrid) y 801 (Palma de Mallorca) Escuadrones, que colaboran con aviones C-212 Aviocar y helicópteros Puma y Super Puma, además de los aviones de lucha antisubmarina P-3 Orión pertenecientes al Ala 11 ubicada en Morón de la Frontera (Sevilla).

Periódicamente se participa en los ejercicios SURMAR, ejercicios que se realizan para mantener el entrenamiento en la búsqueda y rescate de supervivientes de un accidente aéreo en el mar. El 43 Grupo también ha venido realizando diversos ejercicios SURMAR internacionales y entrenamientos conjuntos de búsqueda y rescate con otras unidades de salvamento con algunos países mediterráneos, entre los que se incluyen Francia e Italia.

Historia:
La utilización del medio aéreo en tareas de protección contra incendios forestales comenzó a principios del siglo XX; teniendo como misión la detección de incendios forestales en la costa Oeste de los Estados Unidos. En la década de los treinta, se comenzó a trabajar con aviones en misiones puramente de extinción, siendo Estados Unidos, Canadá y Australia los países pioneros en este tipo de vuelos. Tras la II Guerra Mundial, aprovechando los avances tecnológicos en el mundo de la aviación y los excedentes de aeronaves militares, se comenzaron a utilizar los aviones en misiones propiamente de extinción de incendios forestales y se configuraron las técnicas, los procedimientos y la doctrina de empleo de este tipo de aeronaves.

Uno de los países más castigados por los incendios forestales era Canadá. Tenía además, el problema añadido de la inaccesibilidad por tierra de la mayoría de las zonas boscosas. En 1.963, la empresa Canadair comienza a estudiar el diseño de un avión específico para este tipo de misiones, el CL-204, diseño que respondía a los requerimientos del "Canadian National Research Council Associate Committee on Forest Fire Protection". Era un avión anfibio de 17.000 kg de peso que no llegó a pasar de la fase de estudio, pero que sirvió para el posterior desarrollo del CL-215. Este avión se diseñó como anfibio para poder aprovechar los grandes lagos y ríos del país, efectuando su primer vuelo el 23 de Octubre de 1.967.

En España, el Ministerio de Agricultura, no era ajeno al grave problema de los incendios forestales, y decidió adquirir los primeros CL-215, por entonces un novísimo hidroavión, que tiene la ventaja de poder cargar en masas de aguas cercanas al incendio, no debiendo retornar a la base para recargar agua. Sus dos primeras unidades fueron recibidas el 8 de Febrero de 1.971 en la Base Aérea de Getafe procedentes de Montreal, encuadrándose en el 803 Escuadrón de Búsqueda y Rescate. Fueron presentados al entonces Príncipe de España, SAR. D. Juan Carlos de Borbón, y apadrinados por su hijo D. Felipe.

La primera misión del CL-215 fue una búsqueda SAR, al oeste del cabo Finisterre el 11 de Marzo.

Junto a los aviones, también llego personal canadiense (un piloto y un mecánico), encargados de instruir a los pilotos españoles en el uso de este tipo de aparato, y con tripulaciones mixtas tienen su bautismo de fuego el 9 de julio, apagando un incendio en Negreira y Brion (La Coruña), soltando 5 cargas de agua para sofocar un incendio. Esta primera campaña contraincendios es un rotundo éxito: Hasta el 30 de Junio habían ardido 2.613 hectáreas en Galicia… Desde la llegada de los CL-215 -y sin desdeñar la ayuda de la meteorología- el número de hectáreas arboladas fue de 190 solamente.

La primera extinción con una tripulación totalmente española se realizó el 23 de Marzo de 1.972, en la provincia de Santander.

En Enero de 1.973, el ICONA (Instituto de Conservación de la Naturaleza), satisfecha con los resultados obtenidos en los dos años anteriores, ve la necesidad de ampliar la flota y tras contar con la colaboración del Ministerio del Aire, se forma el 404 Escuadrón del Ejército del Aire especializado en la lucha contraincendios. A los dos CL-215 llegado en 1.971 se suman cuatro avionetas L-9 (Dornier Do-27) con tanques para 400 litros de agua. Un año después, otros 8 CL-215 llegan a la unidad. Con base en Torrejón, el 404 Escuadrón podía permitirse ahora enviar destacamentos[4] a Galicia y Cataluña durante el verano (fuera de la campaña de verano, los aviones cumplen tareas SAR).

Desde entonces, se han producido los siguientes hitos y hechos reseñables por parte de la Unidad:


El 8 de Septiembre de 1.976, la unidad tiene que lamentar su primera perdida, el CL-215 Nº 404-07 se estrella en el monte Xiabre, pereciendo sus tres tripulantes, en 1.977, se pierden otros dos aparatos, sin pérdidas humanas afortunadamente, al tener accidentes durante las fases de amerizaje.

En Junio de 1.978, con la presidencia de SM la Reina Doña Sofía y SAR el Príncipe de Asturias, se conmemoraron las 10.000 horas de vuelo de la Unidad, ese mismo mes se le concedió a la Unidad la primera Placa de Oro al Mérito Agrícola.

En 1.979 para reponer perdidas y ampliar la flota, se incorporan otros 7 hidroaviones más. Con este incremento, se suman otros dos destacamentos, Mallorca y Valencia, y se aumenta el número de aparatos de algunos destacamentos. Al año siguiente se produce la reorganización del Ejército del Aire, y el 404 Escuadrón pasa a denominarse 43 Grupo de Fuerzas Aéreas con los cometidos de extinción de incendios y misiones de búsqueda y rescate. Lamentablemente ese mismo año, se pierden más vidas; el 12 de Octubre un hidroavión se accidenta durante el despegue en el embalse de Beniarres, Alicante, durante las labores de extinción de un incendio. Fallecen dos tripulantes y un tercero resulta herido de gravedad. Al año siguiente, se ha de lamentar otras cuatro bajas mortales, al perderse un avión durante un entrenamiento en el embalse de Buendía, Cuenca, el 2 de Marzo.

El 8 de Mayo de 1.980, el 404 Escuadrón pasa a denominarse 43 Grupo de Fuerzas Aéreas.

En Septiembre de 1.986 se alcanzan las 50.000 horas de vuelo, consagrándose el 43 Grupo como una de las Unidades más operativas del Ejército del Aire.

Tras la mala racha de comienzos de los 80, habría que esperar hasta 1.987 para otro accidente, aunque afortunadamente, en este caso sin lamentar pérdidas humanas; un vuelo de instrucción sobre el pantano de San Juan, Madrid.

El 9 de Septiembre de 1.988, se pierden otros cuatro tripulantes en un accidente en Lavacolla, próxima a Santiago de Compostela, cuando acudían a sofocar un incendio cerca de Ourense (un monolito en el área militar de Lavacolla les recuerda a ellos y a los otros tres militares fallecidos en el 77 en Xiabre). Las pérdidas materiales serían repuestas con tres nuevos aparatos. Ese mismo año 88 aumentan a seis los destacamentos para las campañas contraincendios, con un nuevo dispositivo en Albacete y un año después se añade otro a Santander.

Pero la dureza de las labores de los CL-215 pasan factura, la flota está envejeciendo y el número de aviones operativos, incluyendo los accidentes como causa, baja a 15. En Agosto de 1.989 se llega a un acuerdo con la compañía Bombardier (que había comprado Canadair) para la compra de 10 nuevos aviones, 4 de ellos turbohélices (CL-215T), y kits de remotorización para 6 aeronaves para equiparlas con turbohélices. Mientras la flota era puesta al día, el ICONA se vio en la necesidad de alquilar aviones PBY Catalina a una empresa chilena para cubrir el vacío que dejaban los aviones en el taller.

El 3 de Agosto de 1.989, el Ministerio de Agricultura, firmó el contrato de remotorización, para transformar los aviones CL-215 (de motor convencional) en CL-215T (motor turbohélice).

El 1 de Enero de 1.992, el 43 Grupo pasa a depender del MACEN (Mando Aéreo del Centro).

El primer avión remotorizado se recibió en Agosto de 1.990. Su definitiva certificación se consiguió en el año 93 y ya asumieron más de la mitad de los despliegues de la "campaña de verano”.

EI 5 de Noviembre de 1.993, se celebran las 75.000 horas de vuelo de la Unidad. Durante este mismo mes, la flota de 15 CL-215T turbohélices vuelve a estar plenamente operativa, habiéndose dado de baja aquellos CL-215 que no pudieron modernizarse (uno va al Museo del Ejército del Aire, mientras el resto se venden a Italia y a una empresa privada, que aun los sigue operando en labores contraincendios).

En Agosto de 1.999, el 43 Grupo alcanzó las 100.000 horas de vuelo. Muchas de ellas en misiones reales de extinción.

En el año 2.001, con ocasión de la celebración del LXXV aniversario del vuelo del "Plus Ultra", un avión de la Unidad efectúa el mismo vuelo, la travesía del Atlántico Sur, entre Torrejón de Ardoz y Buenos Aires.

En Diciembre de 2.002, debido al naufragio del petrolero "Prestige" frente a las costas gallegas, la Unidad colaboró en el dispositivo de vigilancia.

Desde la creación de la Unidad se ha venido colaborando puntualmente en la extinción de incendios, tanto con Marruecos como con Portugal, debido a la existencia de acuerdos bilaterales con dichos países. Pero es desde el año 2.003, cuando se incrementa la participación de la Unidad en misiones de extinción internacionales. Estas participaciones, pusieron de manifiesto la necesidad de realizar intercambios con otras unidades aéreas de lucha contraincendios, al objeto de compartir experiencias y unificar procedimientos y tácticas de actuación.

El 28 de Marzo de 2.003 ocurre el último accidente mortal de la unidad, en la bahía de Pollensa (Palma de Mallorca), se pierden los dos tripulantes de un CL-215T.

Durante la Campaña de 2.005, se participó con gran efectividad en multitud de incendios, destacando por su virulencia, extensión y por las pérdidas humanas ocasionadas, el de Riba de Saelices (Guadalajara). Hay que destacar en la historia de la Unidad el mes de agosto de ese año en el que se volaron 1.056 horas en misión de extinción, todo un récord si tenemos en cuenta que esa cifra ha sido en más de una ocasión el total de toda una campaña de extinción de incendios. Ese mismo año, por Acuerdo del Consejo de Ministros del 7 de Octubre de 2.005, se creó la Unidad Militar de Emergencias (UME), con el fin de dar una mejor respuesta a los grandes incendios y para reforzar los dispositivos de emergencias en general. El 43 Grupo se adscribe operativamente a ella, mientras funcionalmente están adscritos al Ministerio de Medio Ambiente También se autorizó la adquisición de 10 aviones nuevos de lucha contraincendios forestales por parte del Ministerio de Defensa.

En Julio de 2.006 el Ejército del Aire recibió un nuevo avión, el CL-415, exteriormente muy similar al anterior CL-215T. Las mayores diferencias se encuentran en la cabina de vuelo, ahora digital en su mayor parte y en el sistema de descarga de agua del avión, al que se le ha dotado de cuatro compuertas en lugar de las dos originales.

La campaña del 2.006 en Galicia marcó otro de los hitos de esta Unidad, cuando llegaron a estar destacados en el aeropuerto de Lavacolla 7 aviones del 43 Grupo, 2 aviones franceses y 2 italianos en un intento de controlar la oleada de incendios de los 11 días más duros que se recuerdan en la Unidad.

En Junio de 2.007 el 43 Grupo pasa a depender operativamente de la UME con carácter permanente.

En Abril de 2.008 se recibe el segundo de los CL-415 y en Septiembre de 2.009 el tercero.


A lo largo de su historia, esta Unidad ha sufrido cinco accidentes[5] graves en los que han perdido la vida quince de sus miembros. En Enero de 2.012 el 43 Grupo cumplía las 150.000 horas de vuelo, habiendo efectuado aproximadamente 330.000 cargas de agua.

A lo largo de su historial, el 43 Grupo ha cosechado medallas, menciones y placas, tanto militares como civiles por su incansable labor en la lucha contraincendios:

MEDALLAS: 61 Encomiendas del Mérito Agrícola, Medalla al Mérito de Protección Civil, Corbata de Honor de la Diputación de Pontevedra, Medalla al Mérito Ciudadano de Madrid, Medalla de Plata de la Junta de Galicia.

PLACAS: Excelentísima Diputación de Madrid, Placa de Oro al Mérito Agrícola, Placa de Plata al Fomento del Turismo de Mallorca, Placa de Plata de la Escuela Técnicos Superiores de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, Placa de Plata de la Xunta de Galicia, Placa de Oro de Protección Civil, Placa de Plata de la Diputación de Albacete, Placa de Plata de la Provincia de Ojuda (Marruecos), Placa de Plata de la Federación Gallega de deportes Aéreos, Placa de Plata del Gobierno Balear, Placa de Plata de la Concejalía de la Canonja, Placa de Plata de la Diputación de Tarragona, Placa de Plata de la Consejería de Agricultura y Montes de Galicia.

RECONOCIMIENTOS: Guardas Forestales de Cataluña, Junta de Galicia, Oscar de Oro de la Comunicación, Premio Acción Social Nueva Olimpia, Bandera de la Dirección de Prevención y Extinción de Incendios, Servicio del Infoca (Andalucía), Premio a la labor Forestal (Andalucía), Premio del Mediterráneo (Mallorca), Ingeniero de Montes de Honor, Premio Ruíz de la Torre de la Asociación Forestal Andaluza, Batefuegos de Oro, Trofeo Tragsa, Metopa y Réplica del Monumento al Agente Forestal de la Comunidad Murciana en reconocimiento a la Inestimable labor y Entrega en la Lucha Contra Incendios Forestales, Defensor del Medio Ambiente de Castilla la Mancha.

Además, también participa en misiones internacionales, colaborando en la lucha contra incendios y en ejercicios de intercambio con distintas naciones de nuestro entorno que operan el mismo tipo de avión, al objeto de compartir experiencias y formas de actuación comunes. Esta acción en común sirve para evitar incidentes y/o accidentes en el desarrollo de las misiones de extinción con aviones de distintos países en la misma formación, ya que la sintonía entre las distintas tripulaciones es la adecuada. Las misiones y colaboraciones han ido aumentando año tras año, siendo cada vez más habitual observar a nuestros aviones operando en los países de nuestro entorno. En los últimos años se han efectuado actuaciones o colaboraciones en Francia, Marruecos, Portugal, Italia, Croacia, Israel y Grecia. Todas éstas tienen gran importancia, ya que no sólo contribuyen a unificar procedimientos de operación entre todos los países usuarios de este tipo de avión, sino que permiten dar los primeros pasos hacia una actuación globalizada, al menos a nivel europeo, en la lucha contra incendios.


El material:
La espina dorsal del 43 Grupo lo forman los Canadair CL-215T, 14 ejemplares en total. La historia de este hidroavión comienza a principios de los años 60 cuando Canadair comienza con el proyecto de fabricar un hidroavión para logística partiendo de los PBY Catalina construido bajo licencia en Canadá (llamados Canso). Sin embargo el proyecto del CL-43 fue evolucionando a un hidroavión de lucha contraincendios, vistas las ventajas que ofrecían estos aparatos en la lucha contra los incendios. En 1.962, el diseño del CL-204, heredero de los cambios al CL-43 para la lucha contraincendios estaba listo; pero aun no sería definitiva, viendo finalmente el producto final, el CL-215 en 1.967, entrando en producción dos años después. Francia fue el primer cliente extranjero de Canadair recibiéndolos en 1.969. España, los recibió en 1.971, por lo que como vemos, el Ejército del Aire adquirió un joven avión con toda una vida por delante como veremos.

El CL-215 es un hidrocanoa con un solo rediente en su casco y flotadores fijos en las alas para estabilizar una vez ameriza y con tren de aterrizaje triciclo para operar en pistas de terrestres. Va impulsado por dos motores radiales Pratt & Whitney R-2800-83-AM de 18 Cilindros en doble estrella y una potencia máxima de 1.800 CV (2.100 durante el despegue). Como se tenía en mente la fabricación de un avión contraincendios, el CL-215 fue diseñado para poder operar a bajas velocidades y a baja cota con eficacia, ideal para sus operaciones de descarga; estas características también le permiten operar en pistas cortas no pavimentadas.

El CL-215 es capaz de cargar hasta 5.400 litros de agua en dos depósitos internos. Para recolectar el agua, el hidroavión lleva dos pequeñas sondas retractiles (probes) que se despliegan cuando ameriza, navegando a unos 120 km/h; siendo el agua impulsado por la propia velocidad para el llenado de los tanques (lo que se conoce como presión dinámica). Durante esta operación, que lleva unos 10-12 segundos, la aeronave necesita unos 600 a 1000 metros, que varían dependiendo de las condiciones meteorológicas, estado del mar y peso del aparato. La profundidad mínima de la operación es de 120 cm, y en caso del mar, ha de hacerse con mar en estado de calma, siendo imposible la carga en aguas con olas superiores al metro de altura. Junto a los depósitos de agua, hay otros dos pequeños tanques adicionales, de 300 litros cada uno, que contienen retardantes ignífugos para mezclar con el agua si fuese necesario.

En 1.973, siguiendo los requerimientos del Ejército del Aire, Canadair construye una serie de CL-215 con motores R-2800-CA-3, más modernos y con encendido de baja tensión, en lugar de alta del modelo original que había causado algunos problemas en España. También revisa la estructura para mejorar su autonomía y sus capacidades de vuelo todo tiempo. Se buscaba un avión que cuando no estuviese apagando incendios, pudiese usarse como hidroavión de búsqueda y rescate.

La tercera serie de Canadair CL-215 incluye una mejora en el sistema de carga. Se sustituyen las sondas giratorias por dos nuevos sistemas de probes de cangilones (un sistema parecido a las norias de agua). Este nuevo sistema reduce el cabeceo de la aeronave durante la operación de carga y permite reducir el tiempo necesario. Esta mejora, fue aplicada posteriormente a los CL-215 que ya tenía en servicio España.

A finales de los 80 hace aparición la versión turbohélice del CL-215, llamada CL-215T. Esta versión, sustituía los motores radiales R-2800 por motores turbohélice Pratt & Whitney P.A. 123 de 2.380 CV, más fiables, de fácil mantenimiento y con mejores prestaciones. Los R-2800-CA-3 que dotaban el CL-215 venían de excedentes de la USAF y a los problemas originales de encendido y desgaste, se sumaba la falta de repuestos; así pues, el cambio de planta motriz era inevitable. De este modelo se sirvieron 4 a España, además de los kits para modernizar los CL-215 que se en mejores condiciones se encontraban (además de los comprados recientemente) al CL-215T. Además, esta nueva versión incluía cambios en el diseño de las alas y un empenaje más alto; se adhirieron winglets, vortex entre otros para mejorar las prestaciones del aparato. Finalmente, el fabricante; Bombardier, que había comprado a la malhadada Canadair en 1.986, decidió no fabricar en serie el CL-215T, si no que produjo Kits para transformar los CL-215 al CL-215T. En lugar de fabricar la versión turbohélice, opto por el desarrollo de un nuevo aparato; el CL-415.

El CL-415, del que actualmente sirven tres ejemplares en nuestras Fuerzas Aéreas, se trata de una sustancial mejora respecto al CL-215T introducido en 1.994; además de la planta motriz, dos turbohélices P&W PW123AF de 2.380 CV, se revisó y mejoró muchos de los sistemas de abordo; especialmente en la aviónica del cockpit que permite al CL-415 volar de noche (aunque solo en vuelos de traslado, dado que está prohibido la lucha contraincendios sin luz del día por motivos de seguridad; tanto en las descargas como en la carga; dado que los pantanos y demás fuentes de agua no disponen de iluminación), incluyendo también un ordenador de datos del aire. También cuenta con mandos servoasistidos y con aire acondicionado, que si puede sonar a lujo innecesario, muchas tripulaciones agradecen durante sus cansadas misiones sobre grandes incendios. Mejoras aerodinámicas también fueron desarrolladas, en alas y empenaje y el fuselaje fue reforzado para aumentar la carga. Estas mejoras se traducen en unas buenas calidades STOL y buen control a bajas velocidades (la velocidad de pérdida es de 126 km/h). Dado que se diseñó exclusivamente para combatir incendios, se han utilizado materiales anticorrosivos para aumentar su longevidad.

Respecto a su antecesor, el CL-415 puede cargar 6.137 litros de agua en dos depósitos internos, necesitando 12 segundos y poco más de 400 metros de agua, con una profundidad mínima de 2 metros, para hacer la operación de llenado de los tanques (en condiciones ideales). Aunque en caso de necesidad, también podrían llenarse a través de cisternas en la pista de despegue a través de unas tomas en el fuselaje. De la misma manera también porta dos depósitos de aditivos retardantes ignífugos, 680 litros en total, que le da para 20 descargas antes de agotarse. Dichas descargas se realizan a través de 4 compuertas de descarga bajo el fuselaje.

El CL-415 es considerado como uno de los mejores aviones contraincendios existentes y se han fabricado versiones polivalentes para usos de transporte y búsqueda y rescate. Y tanto éste como el CL-215 son llamados afectuosamente por sus tripulaciones del Ejército del Aire como “BOTIJOS”.


El Canadair tiene una autonomía de vuelo de cuatro horas y media (prorrogable hasta 8, dependiendo de la carga) y un peso máximo al despegue de 26.200 kilos. En sus tanques caben seis mil litros de agua. “El avión por dentro parece más bien un autobús de los años ochenta. Sólo la cabina tiene aire acondicionado, así que en la parte de atrás, en los vuelos de traslado en los que el hidroavión coge altura hemos llegado a estar a menos dieciocho grados”, apunta el capitán Daniel Muñoz. Los depósitos de agua son aparentemente pequeños. Sin embargo, el efecto de su descarga es muy acusado, “tiende a irse hacia arriba cuando no tienes práctica”. Es uno de los momentos de tensión. “El fuego es una cosa viva, se mueve -señalaba el comandante Carlos Elvira, por lo que a los incendios no se puede ir con un plan preestablecido-, tenemos que inventarnos cómo descargar, tenemos que verlo allí”.

Si por dentro tiene pinta de vehículo clásico, por fuera, visto de frente, llama la atención su quilla de barco. “La primera vez que me quedé parado en el agua tuve una sensación muy extraña, ¿es un avión o un barco?”, recordaba el Cte. Elvira. Aunque lo de parado en el agua no es más que una imagen: La velocidad a la que pasan cargando los tanques, de unos sesenta nudos, equivale a cien kilómetros por hora y -a veces- la configuración del pantano al que recurren aconseja “cargar haciendo una curva, en lugar de en recta”. La operación lleva unos doce segundos y después toca remontar, con seis toneladas de peso en la barriga del Canadair.

Los Canadair son ideales para luchar contra el fuego –señalaba el capitán Daniel Muñoz, quien puso a prueba los aviones Hércules también para esta tarea-. (Los Hércules) tienen más capacidad, pero tienen que cargar en tierra, lo que los hace mucho más lentos. Lo ideal es la combinación de medios: Los helicópteros, más precisos, y nosotros”.

En definitiva, el Canadair CL215 y su hermano el CL 514, además de imponentes, son “UNAS MÁQUINAS MUY NOBLES[6]… Lo decía alguien que conocía bien estos aparatos, el brigada Pedro García-Barroso, mecánico de una de las seis tripulaciones del 43 Grupo.

ñññññññññññññññññññññññññ


[1] De los 17 hidroaviones del Ejército del Aire, catorce son CL-215 y otros tres, los más recientes, CL-415. Estos últimos tienen instrumentación digital. "Es menos cansado para la vista", comentaban los pilotos.
[2] No obstante de persistir el riesgo de incendios, dichos destacamentos pueden permanecer desplegados fuera de las fechas señaladas.
[3] Ana Calvo Santiago: “Canadair: una "máquina noble" en la guerra sucia de los incendios”. “El Correo Gallego”, 24 de Septiembre de 2.011.
[4] En Junio de 1.978, los destacamentos aumentan a tres, sumándose uno en Andalucía (Jerez de la Frontera).
[5] Los impactos con aves son uno de los mayores riesgos. "En Galicia no hay apenas buitres" (comentaba un oficial adscrito al destacamento desplegado en estas tierras), que por su tamaño son un peligro importante. Las gaviotas también "pueden llegar a hacer un agujero en la chapa".
[6] Ana Calvo Santiago: “Canadair: una "máquina noble" en la guerra sucia de los incendios”. “El Correo Gallego”, 24 de Septiembre de 2.011.


No hay comentarios:

Publicar un comentario