miércoles, 10 de abril de 2013

Rompiendo las olas: las LAUREADAS del “NAUTILUS”



La corbeta “Nautilus” era el clíper inglés Carrick Castle construido en Elder, Glasgow en 1.866 adquirido por el Estado Español por iniciativa de D. Fernando Villamil y Fernández Cueto para convertirlo en buque escuela de la Armada Española y cuyo conste fue de 60.000 pesetas. Y después de someterlo a diversas obras de acondicionamiento y dotarlo de un mamparo de choque en Cádiz emprende un viaje de circunnavegación alrededor al Mundo, zarpando de Ferrol el 30 de Noviembre de 1.892 y entra por la boca de la ría de Ferrol el día del Carmen (16 de Julio de 1.894). Después haberse formado varias generaciones de oficiales y marineros y tener sobre sus cuadernas muchas millas de navegación fue dada de baja en 1.932 en La Graña y vendida en 3.000 duros de plata y desguazada en La Graña.

La “Nautilus” es la única unidad de la Armada Española que en su tripulación fue premiada con cuatro Laureadas de San Fernando, pero no conseguidas en acciones de guerra, sino en lucha por la supervivencia contra los elementos atmosféricos que amenazaban con llevárselos a los abismos oceánicos… Tres de estas Laureadas se cosecharon en la misma acción:

En las primeras horas del día 14 de Diciembre de 1.913 bajo el mando del Capitán de Fragata Don José Cervera y Rojas, como oficial de derrota el Teniente de Navío. D. Miguel Angel Liaño y oficiales de los palos los Alféreces de Navío D. Guillermo Díaz del Río, D. Trinidad Mates y D. Pedro Fontela Maristany, zarpa de Los Caños de la Carraca Cádiz con 470 hombres en su tripulación entre oficiales, suboficiales, aprendices y marineros para hacer un viaje de instrucción con la siguiente ruta: Cádiz-Cabo San Vicente-Tarifa-Gibraltar-Cádiz-Ferrol-Cádiz.

Trascurre la navegación sin incidencias, cuando en la medianoche del 23 de Diciembre a 80 millas del Cabo Finisterre en rumbo a Ferrol comienza a bajar la presión barométrica , las olas aumentaban de tamaño azotando el barco y el viento adquiría cada vez más fuerza impidiendo la normar navegación, las velas si iba hinchando peligrosamente y el mar barría todo lo que se encontraba sobre la cubierta y ante el inminente peligro de zozobrar, el cabo de mar Saleta intenta subir a los palos en compañía del preferente de mar de segunda Modesto Fontella para degollar las velas, acción que es impedida por el comandante de la nave.

Sigue una noche espantosa, pero a las 8 de la madrugada del día 24, el cabo Saleta, desoyendo las ordenes y pensando en la salvación de su buque y de sus compañeros, trepa por los flechastes del palo trinquete armado con una hacha de abordaje, un pasador chico y una navaja y pese a los bandazos que daba el velero, logra mantenerse en pie sobre la verga y con desprecio a su vida, logra degollar las velas, comenzando el velero a recobra la estabilidad y sus compañeros empezaron a tener esperanzas de salvación y al mismo tiempo que se disponía subir a los palos para repetir la operación, gritó a los timoneles “¡Navegar a la mar!” , con lo que se favorecía la labor que pensaba llevar a cabo. Pero no tardaron en unírsele los bravos marineros Blanco Paz y López Pérez, los tres con desprecio de sus vidas, se encaraman al palo mayor y mesana, picaron el velamen y pese al fuerte temporal que ponía en peligro sus vidas, consiguieron envergar los tres triángulos de capa y aguantar así el resto del velamen que quedaba y capear el temporal, operación que realizaron con gran maestría y con lo cual, la Nautilus” pudo arribar al puerto de Vigo el 29 de Diciembre.

Una vez en Vigo, comandante informa de los hechos al Gobierno y a propuesta del Consejo de Ministros de acuerdo con la ley de 18 de Mayo de 1.862 y de acuerdo con el punto 25 del artículo 26 de dicha ley se declaran los hechos como “de guerra” y se propone a los tres marineros para la concesión de la más alta condecoración española, la Real y Militar Orden de San Fernando y celebrado el correspondiente juicio contradictorio, el Rey por R.D. de 19 de Diciembre de 1.914, concede la Cruz Laureada de San Fernando al Cabo de Mar, D. Francisco Rodríguez Saleta, Cabo de Mar. D. Antonio Blanco Paz y al Marinero D. Baltasar López Pérez.

La cuarta Laureada se le concede a Francisco Navarrete y Ceniza. Estos son los hechos que le hicieron acreedor de tan preciada condecoración: Había salido de la isla caribeña de La Martinica con rumbo a Santander y estaba al mando del Capitán de Corbeta D. Manuel de Mendívil y Elio.

He aquí el relato de la hazaña protagonizada por el segundo contramaestre Navarrete: Cuando se encontraba en el 27 de Julio de 1.921 en la posición 40º 40´ latitud Norte y 20º longitud Oeste fue alcanzada la corbeta por un fuerte ciclón, pero el comandante ya había recelado del mal tiempo y en la tarde del 26 metió el aparejo para dejar el buque marinero y poder capear el temporal en la noche del 26 al 27, pero en la madrigada saltó la brisa del SE. que se fue entablando y refrescando de tal modo que la una de la madrugada ciñendo las gavias solamente se anduvo tres millas iniciando un rápido descenso del barómetro que llegó a tres milímetros continuando después la bajada rápida mientras el viento refrescaba hasta hacerse duro y racheado.

Ordenó el comandante meter las gavias altas y las mayores y al expectativa cerró la capa mura de Estribor con dos foques, velacho bajo, gavia baja, estay de gavia la cangreja en tres puños. A las seis de la mañana mandó envergar la trinquetilla al punto que se rifaba uno de los foques y a la media hora el viento era huracanado y aunque el buque tomaba bien la capa, el mar le destrozó el bote nº 3 y 4 y en el trascurso de una hora el viento roló del S.E. al N.N.O. por el N. continuando la bajada del barómetro y aumentado el mar por lo que de seguir así se metería en vértice del huracán donde sería segura la pérdida del buque, por lo el comandante mandó romper la capa y correr en doce cuartas por Estribor. Y para facilitar esta maniobra, ordenó dar el trinquete que también se rifó, pero consiguió vencer el punto muerto y que el barco arribase hasta tener el viento por la aleta, pero también se rifaron el foque y el estay de gavia, por lo que corría el peligro de atravesarse y concluida la maniobra de envergar la trinquetilla se restableció el equilibrio, pero a continuación se rifó el velacho bajo y se quedó con la trinquetilla y gavia baja andando once milla y equilibrando la orza con el timón y con el fin de dar descanso al timón ordenó dar otra vela a proa para restablecer el equilibrio.

Mandó envergar envergar y cazar el velacho de respeto, para lo cual hubo de que subir a picar las relingas de las que se habían rifado que gualdrapeaba con furia impidiendo la maniobra y entonces demostrando un valor heroico saltó voluntario el contramaestre Navarrete seguido de su compañero Díaz y Rodríguez y le marinero Chacartegui consiguiendo picarlas y envergar la vela nueva continuando la corrida comportándose el barco de una forma admirable comenzando a subir el barómetro y alejarse el buque del vértice y amainando el temporal y pudiendo gobernar la rumbo en la mañana del 28.

El comandante pone los hechos en conocimiento del Ministro de Marina y son propuestos para el ingreso en la Real Orden de San Fernando los contramaestres de Segunda D. Francisco Navarrete Ceniza, D. Santiago Díaz López y D. José Rodríguez Seoane y al Marinero de Segunda D. Cruz Chacartegui Arrida que voluntariamente y revelando que en todo momento que los hechos que realizaban no tenían más impulso que sobre ponerse al peligro que amenazaba a la veterana corbeta, sino podía arranchar su aparejo en condiciones marineras que estimaba su experto comandante, salvaron al buque del peligro que corría y con él su dotación.

Visto el informe del Comandante, se premia a la dotación con diversas cruces al Mérito Naval y previo juicio contradictorio y por R.O. de 7 de Mayo de 1.924, por ser el primero en acudir voluntario al sitio de mayor peligro que en esos momentos eran las vergas del trinquete y velacho, S.M. el Rey otorga al segundo contramaestre D. Francisco Navarrete y Ceniza la Cruz Laureada de la Real y Militar Orden de San Fernando.

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